Semblanza de El Loco, un arcano mayor.
"El cero. El vacío preñado. Todas las posibilidades. Lo nuevo. Lo inesperado. Una bella invitación"...
5/20/20252 min read


El cero.
El vacío preñado.
Todas las posibilidades.
Lo nuevo. Lo inesperado. Urano.
Una bella invitación.
Recuerdo cuando me salía El Loco en una tirada.
Aparecía una inquietud sutil, un cosquilleo.
Una voz que murmuraba: “¿Y ahora qué va a pasar acá?”
La incertidumbre.
Con el tiempo, me amigué con esa sensación.
Aprendí que no es un problema. Es una puerta.
Una grieta en lo conocido por donde entra lo nuevo.
Hoy abrazo esa incomodidad. Me hice amigo de El Loco.
¿Nunca sentiste —aunque te desconcierte— una sana incomodidad?
Esa que te mueve, que te empuja, que te desafía.
Esa que te obliga a encontrar recursos donde no sabías que los tenías.
Porque a veces lo incómodo es la antesala de lo vivo.
El germen del cambio, de la creatividad, del salto.
En el equilibrio entre pensar, planificar y actuar.
Deberíamos dejar un rincón para el misterio. Para lo inesperado.
Para que aparezca la oportunidad que no se ve venir.
Y nos diga: “Ahora. Saltá.”
Recuerdo una enseñanza de Logosofía, que contenía una anécdota simple pero reveladora: algo así como que en el amor, si esperás demasiado, si necesitás tener todo claro, quizás, cuando decidís lanzarte… la otra persona ya se casó.
A veces no hay que esperar.
Hay que dar el paso. Sentir. Confiar.
El Loco es eso: un acto de fe.
Una rendición activa.
Una apertura creativa a lo que todavía no sabemos ser.
¿Y si en una tirada no aparece El Loco?
Tal vez habría que colocarlo igual.
Siempre hace falta un poco de audacia, de juego, de locura valiente.
En las cortes antiguas, los bufones no eran solo cómicos.
Eran los únicos que podían decir lo que nadie más se atrevía.
Tenían permiso para la verdad disfrazada de chiste.
Eran los locos lúcidos.
¿Y nosotros?
¿No necesitamos también ese aspecto diferente, libre, fresco?
Esa mirada nueva sobre lo viejo.
Esa forma original de ser uno mismo.
Hoy me siento un poco loco. Solo un poco.
Mi corazón se rió al ver la planilla que mi mente acababa de completar.
“¿Qué estás haciendo?”, me dijo. “¿No viste el día que hace? ¿El sol?”
Probá un momento.
Un ratito.
Ser distinto.
Hacer distinto.
¿Todos descansan?: Ponete a crear.
¿Todos trabajan?: Tomate el día y mirá como la vida sigue igual.
Porque la vida… no pide permiso.
Sé un poco loco.
Caminá sin miedo a caerte.
Escuchá tu cuerpo, tu corazón, ese recuerdo que te hace sonreír.
Confiá.
Soltá.
Cambiá de rumbo.
Esa es la invitación de El Loco.
No es mía.
Pero hoy, particularmente, la hago propia.
Te dejo un abrazo.
Dejo el teclado.
Y salgo al jardín, a ver si descubro algo nuevo.